Saturday, November 29, 2008

Viviendo en el Presente

Viviendo en el Presente
Por Damian Goldvarg, Ph.D.

Estamos tan ocupados, corriendo todo el día, que no nos detenemos a disfrutar del presente. Nuestra vida transcurre frente a nuestros ojos como una película de la cual nosotros a veces somos más espectadores que protagonistas, más actores que directores. Vivimos preocupados por el pasado, por lo que ya pasó, lo que no podemos cambiar y lo que nos enoja, molesta, angustia y eso nos da excusas para hacer o no hacer cosas hoy. O vivimos pensando en el futuro, lo que va a venir y cuán felices vamos a ser cuando perdamos peso, tengamos un mejor trabajo o un mejor jefe, un auto más bonito, una casa propia o una casa más grande, una pareja, o cualquier cosa que querramos para nuestro futuro. O nos preocupa que no podamos hacer algo que tenemos que hacer, pagar una deuda, enfermarnos, perder una relación. Y nos olvidamos del presente. De lo que nos está pasando hoy. Vivir en el presente requiere detenernos y reflexionar. ¿Qué estamos sintiendo, pensando, experimentando? Requiere prestar atención alrededor nuestro y estar agradecidos por todo lo que tenemos en nuestra vida. Requiere prestar atención cuando comemos y disfrutar la comida en vez de engullirla. Prestar atención es una de las claves para vivir en el presente. Prestar atención a nuestros cuerpos cuando estamos haciendo el amor.
En vez de estar pensando lo que tenemos que hacer más tarde, enfocarnos en los sentidos, en el tacto. Prestar atención a la gente que nos ama cuando se acercan a hablar con nosotros. A callar nuestra voz interna para estar realmente atento a lo que los demás tienen que decir, sin interrumpir o tratar de convencer a los otros, pensando que siempre tenemos la razón o que tenemos algo importante que decir. Vivir en el presente requiere estar dispuesto a dar esa atención a los otros. Vivir en el presente significa detenernos y apagar el “automático”. Los pensamientos que siempre tenemos sobre las cosas que nos hacen ver la realidad de una determinada manera sin darnos oportunidades para ver nuevas posibilidades. Llamamos “automático” a esos pensamientos que a veces nos controlan y que hacen que vivamos nuestra vida casi como robots, ocupados, muy ocupados desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir esperando que llegue el fin de semana o las vacaciones. Y cuando llega el fin de semana o las vacaciones no nos podemos relajar. Nuestro “automático” sigue funcionando y nuestros pensamientos se enfocan en cómo estará todo en el trabajo o que pasará cuando volvamos. Apagar el “automático” requiere detener conscientemente esos pensamientos que nos controlan, respirar hondo, y mirar alrededor nuestro para darnos cuenta de lo maravilloso que es estar vivos.
Hay varias maneras de estar presente. Una es meditando. Cuando meditamos tratamos de detener nuestros pensamientos y enfocarnos en nuestra respiración. Nuestro cuerpo puede ser un aliado muy grande en ayudarnos a estar presentes. Por ejemplo cuando bailamos o hacemos ejercicio físico si ponemos nuestra atención en la música y no en nuestros pensamientos, podemos estar presentes ya que no es fácil prestar atención a nuestro cuerpo, la música y los pensamientos todo al mismo tiempo.
A veces estar presentes requiere que no hagamos nada. Hacer nada. Parece que es un concepto muy difícil de entender para mucha gente. Es una pérdida de tiempo! Es que a veces cuando enfocamos nuestra atención en el presente en ese momento sentimos que no estamos haciendo nada “productivo” (en el sentido de hacer algo práctico, valioso para los otros). Solo disfrutando del presente. Por ejemplo si estoy en la playa y me tiro a descansar, no hago nada, solo sentir el viento en mi cuerpo, el calor del sol y el ruido de las olas. Si estoy caminando en la naturaleza, me detengo un minuto a escuchar el ruido de los pájaros, y observar el color de las plantas y no hago nada solo estar presente a mi experiencia. Te invito a que estés más presente en tu vida, que estés más presente a lo que estás haciendo pero sobre todo a la gente que te ama.

Transformación Personal

Transformación Personal
Por Damian Goldvarg, Ph.D.

En los últimos años me he enfocado en trabajar para la transformación personal con el objetivo de que nuestro mundo sea un mejor lugar para vivir para todos. Como “coach, orientador, o guía, he asistido a personas a alcanzar sus objetivos tanto materiales como emocionales y espirituales. Lo que me gustaría compartir con ustedes en esta oportunidad, es la siguiente observación: aunque los logros materiales son importantes, y muchas veces la razón principal por la cual mis clientes pidieron mis servicios, los logros emocionales y espirituales han tenido una influencia aún mayor en sus vidas. Es decir, que aunque el resultado de una buena planificación, disciplina y trabajo duro permitió a mis clientes alcanzar sus objetivos laborales y económicos, los logros emocionales y espirituales han tenido una repercusión mayor porque le han permitido alcanzar, un mayor grado de: satisfacción en sus vidas, bienestar general completud y paz interior.

EL proceso de transformación de mis clientes lo he podido observar a nivel material, a través de los siguientes parámetros: aclarando objetivos laborales y actividades necesarias para lograrlos, consiguiendo nuevos trabajos, aumentando sus negocios y clientes, bajando de peso, participando en diferentes redes laborales, aumentando sus ingresos. Pero a nivel emocional-espiritual es dónde he visto una transformación más impactante. Como resultado de la misma, he observado un mayor equilibrio, sabiduría y gratitud hacia la vida.
La llave en este proceso de transformación es “estar listos”. Pero…¿Cómo sabemos si estamos listos? ¿Qué debemos hacer para estar listos?
Primero tenemos que estar interesados en nuestro futuro, decidir que puede ser diferente del pasado y especialmente estar abiertos a nuevas posibilidades. Dejar el pasado en el pasado. Las personas que son negativas y que no creen en un futuro mejor, que están ancladas en su situación actual y que viven en estado permanente de resignación, no están listas para transformarse. Es necesario que exista una puerta para que la transformación entre en nuestras vidas.
Hay personas que tienen que pasar por situaciones extremas para abrir esa puerta. Si tú estas leyendo este artículo es porque probablemente ya estés listo para abrir la puerta o ya lo has hecho en el pasado. Cuando abres esa puerta y estás comprometido a trabajar para transformarte, aumentar tu nivel de conciencia y alcanzar una mayor satisfacción en tu vida, tienes muchas posibilidades de lograrlo porque;
1) estás dispuesto a trabajar en eso;
2) tienes un objetivo que te enfoca en lo que realmente quieres;
3) te mantienes “consciente” o pendiente de encontrar oportunidades para alcanzar ese objetivo.
Lo que da satisfacción a cada persona es algo diferente por eso es clave que determines que es lo que te produce satisfacción en tu vida, qué es importante para tí tanto a nivel físico y material como a nivel mental, emocional, espiritual. Quizás ya tengas un muy buen nivel de satisfacción pero en vez de enfocarte en eso, tus pensamientos se dirigen a lo que te falta, a lo que no tienes y como resultado te sientes deprimido y desganado. Valorar lo que tenemos es muy importante en el proceso porque si no valoramos lo que tenemos, tampoco vamos a valorar lo que logremos.

En el proceso de transformación personal nuestros pensamientos son las herramientas de trabajo. Nuestros propios pensamientos nos van a ayudar o a hundir. Para tener a nuestros pensamientos como aliados debemos recordar que somos máquinas de juzgar y dar significado a todo lo que nos pasa. Lo que pasa es lo que pasa y no la interpretación que le estamos dando. La interpretación nos pertenece a nosotros. No a lo que pasó. Por ejemplo, si alguien llega tarde a una cita, nosotros podemos interpretar que llegó tarde porque no planificó bien su tiempo, porque su tiempo es más importante que el nuestro, porque no somos importantes para esa persona, etc. Pero todas estas son nuestras interpretaciones y explicaciones de la realidad. Lo que pasó es lo que pasó y el sentido que tiene solo lo sabremos cuándo nos digan porqué han llegado tarde. El problema es que en nuestras vidas nos pasamos “asumiendo” que la otra persona hizo o dijo algo por alguna razón que nosotros le damos y creemos que pertenece a lo que pasó, sin darnos cuenta que la interpretación o explicación nos pertenece a nosotros. El poder distinguir entre lo que pasó y la interpretación es una de las herramientas más importantes en el proceso de transformación personal porque nos da libertad para elegir nuestras interpretaciones y nos recuerda que son interpretaciones posibles y no la realidad.

Podemos decir que las personas que han pasado por un proceso de transformación están más “presentes” o tienen un mayor nivel de consciencia sobre como crean su realidad, cómo eligen sus interpretaciones, cómo se relacionan consigo mismas y con los otros desde un lugar de compasión y respeto, y están dispuestas a seguir aprendiendo y creciendo en sus vidas. Siguen buscando oportunidades para aprender tanto de las experiencias positivas como negativas y algo muy importante: la prueba de que ha habido una transformación es que enfrentamos los mismos problemas con una actitud diferente.