Tuesday, June 1, 2010

La importancia de recibir feedback

La importancia de recibir feedback: cómo pedir retroalimentación a nuestros colegas y amigos
Por Damian Goldvarg, Ph.D.
Hace poco tuve la oportunidad de participar en un ejercicio en el que pedí a mis clientes, colegas, amigos y familiares que me dieran feedback de cómo me veían a nivel personal y profesional. La encuesta incluía atributos con los que me identificaban y también una lista de habilidades para que consideraran cuales eran mis puntos fuertes y débiles. Fue un ejercicio muy positivo porque me permitió conocer las opiniones que mucha gente tenían de mí no solo como profesional sino también a nivel personal. La oportunidad de recibir esta información es un regalo muy grande porque me permitió identificar como los otros ven mis fortalezas y debilidades y usar esa información para poder desarrollarme y ser una persona aún más efectiva.
Aunque hay muchas empresas que invierten en programas de feedback para sus empleados, cualquier persona puede pedir a sus amigos y colegas que compartan las percepciones que tienen de ellos a nivel personal y profesional. A veces la gente no es 100% honesta porque tiene miedo de herir a la persona que le da feedback o hacerla sentir incómoda, pero la mayoría de las personas van a proporcionar información útil so creen que esa información va a ser usada con el fin del mejoramiento personal. La retroalimentación recibida puede ser usada para tomar decisiones sobre qué acciones se pueden tomar para aumentar la efectividad en lo que hacemos pero también para mejorar relaciones con gente que es importante para nosotros. Basándome en mi experiencia personal se los recomiendo. Lo pueden hacer de diferentes maneras. Por ejemplo, pueden escoger un número de personas importantes para ustedes y pedirles que contesten dos o más preguntas. Es importante explicar tu intención con el ejercicio antes de hacer las preguntas para que la gente entienda porqué le están haciendo estas preguntas y qué es lo que quieres conseguir. “La intención de este pedido es recoger información que me permita entender la percepción de mis colegas y clientes tienen de mí para aumentar mi efectividad personal y profesional. Por favor sea honesto y claro en las respuestas. Gracias!¨”
Estas pueden ser algunas de las preguntas que puedes hacer:
¿Cuál es tu percepción de mis puntos fuertes y débiles en mi trabajo?
¿Qué fortalezas debería de aplicar en otras áreas de mi vida?
¿Cuáles de mis atributos pueden ser obstáculos para alcanzar mis metas?
¿De qué forma soy un regalo para ti que eres una de las personas más importantes de mi vida?
Te invito a que prepares tus propias preguntas. También puede haber un espacio para comentarios que permita que la gente comparta ideas que no estén incluidas en las preguntas que les vas a hacer. Cuándo mandes las preguntas espera que solo contesten el 60 % de las personas. Así que es mejor que mandes a más personas que menos. Cuando recojas la información no te olvides que la gente compartirá sus percepciones y no necesariamente la realidad. ¿Cuál es la diferencia? Las percepciones consisten en como ellos te ven y no necesariamente como eres. Si muchas personas están de acuerdo en alguna de las respuestas y tu lo ves de otra manera significa que tus comportamientos producen ciertas percepciones que no son necesariamente alineadas con tus intenciones. Esto implica que quizás debas de trabajar en ser más efectivo en explicar tus intenciones a la gente.
Cuando hagas el ejercicio está preparado para recibir sorpresas tanto positivas como negativas. Es parte normal del proceso. También es importante que cuándo tengas toda la información, prepares un plan de acción con dos objetivos sobre cómo vas a aplicar lo que acabas de aprender. En qué áreas vas a trabajar y que pasos vas a tomar para trabajar en esos comportamientos. El ejercicio de recibir retroalimentación es muy productivo aún con las sorpresas. Cuánto más claro tengas como te ven los demás, más puedes hacer para mejorar tus relaciones y cambiar percepciones si ese es tu objetivo. Te deseo suerte en este proceso y no dudes en comunicarte conmigo si tienes alguna pregunta.

La calidad de nuestras preguntas determina la calidad de nuestras vidas

La calidad de nuestras preguntas determina la calidad de nuestras vidas

Por Damian Goldvarg, Ph.D.

En el libro “The question behind the question”, John Miller nos invita a reflexionar sobre como la calidad de las preguntas que nos hacemos, determina la calidad de nuestros pensamientos y en consecuencia, la calidad de nuestras vidas. Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra voz interior se hace preguntas y se contesta sola, muchas veces haciéndonos sentir víctimas de las situaciones, enfocándonos en lo que no tenemos control o en lo desafortunados que somos. Cuando pensamos, lo que en realidad estamos haciendo es contestar a las preguntas que nos estamos haciendo y como resultado tomamos acción. Por ejemplo: por la mañana cuando elegimos que ropa nos vamos a poner, nos preguntamos, ¿A dónde voy? ¿Con quién me voy a encontrar? ¿Cómo está el clima? ¿Qué ropa tengo limpia? Las respuestas a estas preguntas nos permiten tomar decisiones específicas.

Miller propone que en vez de hacernos preguntas que empiecen con por qué, o quién, es más efectivo si nos preguntamos qué podemos hacer al respecto. En vez de culpar, y preguntar quién hizo lo que hizo, o por qué lo hizo, preguntarnos qué podemos hacer nosotros al respecto. Miller sugiere hacer preguntas con tres elementos:

· Empezar la pregunta con: qué o cómo, en vez de quién, por qué, o cuándo

· Incluir el “yo” en vez de: tú, nosotros, o ellos

· Enfocarse en una acción

Por ejemplo, preguntarnos ¿Qué puedo hacer? Cuando nos hacemos está pregunta, tenemos el poder de hacer algo al respecto. La pelota está de nuestro lado de la cancha. Esto nos da poder, autoridad, seguridad porque la acción depende solo de nosotros. Aunque no podemos cambiar ni al pasado, ni a determinada gente, o circunstancias, lo que sí podemos cambiar son nuestras interpretaciones. Y estas interpretaciones son respuestas a las preguntas que nos hacemos. Las respuestas están en las preguntas. La calidad de las preguntas que nos hacemos y que hacemos a las otras personas determina la calidad de respuestas.

Hay preguntas que nos quitan poder y responsabilidad. ¿Quién tiene la culpa? ¿Por qué yo? ¿Por qué no se comunican mejor? ¿Por qué no hacen lo que dijeron? ¿Por qué no me ayudan? ¿Por qué nadie hizo nada? ¿Por qué no me dieron más información? ¿Por qué tengo que lidiar con todo este cambio? Todas estas preguntas tienen algo en común: algo o alguien es responsable por el problema o la situación. Somos víctimas del ambiente y de la gente que nos rodea. La clave es que podemos hacer mejores preguntas si elegimos hacerlo. Naturalmente, es normal y nos vamos a hacer preguntas como las anteriores. La capacidad de reconocerlas, detenernos y explorar que otras preguntas poderosas pueden haber detrás de esta pregunta nos puede dar las herramientas para sentirnos con mayor control y responsabilidad sobre estas situaciones. Puedo hacerme otras preguntas diferentes, como ser: ¿Qué puedo hacer yo al respecto? ¿Cómo puedo hacer una diferencia? ¿Cómo me puedo comunicar más efectivamente? ¿Cómo puedo hacer un mejor trabajo? ¿Cómo puedo ser una mejor persona? ¿Cómo puedo ayudar a los otros? ¿Cómo puedo mejorar esta situación? ¿Cómo me puedo adaptar a este mundo cambiante?¿Cómo puedo asegurarme que hay consistencia entre lo que digo y lo que hago? ¿Cómo puedo entender mejor a la gente que amo?

Siempre podemos elegir. Esta capacidad de elegir las preguntas que nos hacemos puede incrementar la calidad de nuestra vida notablemente. Porque los pensamientos enfocados en que podemos hacer para que nuestros esfuerzos y energía sean efectivamente aprovechados, nos hacen sentir bien, orgullosos de tomar buenas decisiones, satisfechos y menos frustrados. La mentalidad de víctima nos quita poder, deprime y produce rencor y resignación.

Para ser efectivos en descubrir las preguntas detrás de las preguntas es necesario tomar responsabilidad personal por las preguntas que nos hacemos, cambiarlas cuando es necesario y tomar acción consistente. Recuerda que siempre podemos elegir las preguntas que nos hacemos y como resultado explorar nuevas perspectivas, y nuevas formas de entender e interpretar las situaciones.